¿Cuál es el IVA de los coches de segunda mano?

A la hora de comprar un coche usado, muchas personas se preguntan si el precio incluye el Impuesto sobre el Valor Añadido, si deben pagar algún impuesto adicional o si depende del tipo de vendedor. Aunque suele ser un detalle que pasa desapercibido, el tratamiento fiscal de los vehículos usados varía en función de quién vende el coche y del régimen aplicable. Saber si se aplica IVA, ITP o el régimen especial de bienes usados, REBU, puede marcar la diferencia en el precio final. En este artículo te explicamos todo lo que necesitas saber sobre el IVA de los coches segunda mano. 

Porcentaje IVA coches segunda mano 

El porcentaje de IVA de los coches de segunda mano depende del tipo de vendedor y del régimen fiscal utilizado. Si compras a un concesionario o profesional que aplica el régimen general, el impuesto será del 21% sobre el precio de venta.  

Aunque, muchos vendedores profesionales se acogen al régimen especial de bienes usados, en el que no se aplica sobre el total, sino únicamente sobre el margen de beneficio, y suele ir incluido en el precio. En cambio, si compras el coche a un particular, no se aplica, sino el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, ITP, cuyo porcentaje varía según la comunidad autónoma. 

Calculadora IVA coches segunda mano 

Calcular el IVA de un coche de segunda mano depende principalmente de quién lo vende y del régimen fiscal que aplica. Si el coche lo vende un particular, no se aplica IVA, sino el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, que paga el comprador y cuyo porcentaje varía según la comunidad autónoma, normalmente entre el 4% y el 8%.  

En el caso de un concesionario o profesional que aplica el régimen general de IVA, se debe sumar un 21% al precio del vehículo. Si el precio ya incluye este impuesto, se puede calcular dividiendo el total entre 1,21 y multiplicando el resultado por 0,21. Por otro lado, si el vendedor aplica el REBU, el Impuesto sobre el Valor Añadido solo se calcula sobre su margen de beneficio y está incluido en el precio final, sin desglosarse en factura. 

¿Quién no tiene que pagar el IVA de los coches de segunda mano? 

No todas las compras de coches usados están sujetas al pago del Impuesto sobre el Valor Añadido, y eso depende principalmente del tipo de vendedor. Cuando el vehículo es adquirido a un particular, el comprador no tiene que pagarlo, ya que los particulares no son considerados sujetos pasivos de este impuesto. En su lugar, el comprador debe abonar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales ITP, un tributo autonómico que varía entre el 4% y el 8% según la comunidad autónoma. 

Otra situación en la que no se paga de forma directa es cuando el profesional que vende el coche aplica el Régimen Especial de Bienes Usados. En este caso, está incluido en el precio final, pero no se desglosa en la factura y no es deducible. El comprador, por tanto, no ve el que está aplicado de forma explícita ni debe calcularlo aparte.  

Este régimen se utiliza para evitar una doble imposición cuando los vehículos ya han tributado anteriormente. Por tanto, no tienen que pagarlo de manera directa quienes compran a particulares o a profesionales que utilicen el REBU, lo cual puede representar una ventaja si no se pretende deducir el impuesto en una actividad económica. 

¿Quién paga el IVA de los coches de segunda mano? 

El IVA de los coches de segunda mano lo paga el comprador, pero solo en determinadas circunstancias. Todo depende de quién sea el vendedor y del régimen fiscal que aplique en la operación. Si el coche lo vende un profesional o concesionario, puede aplicarse en dos formas.  

Si utiliza el régimen general, el comprador paga el 21% de IVA sobre el precio total. Este impuesto se detalla en la factura y, si el comprador es autónomo o empresa, puede deducírselo. Aunque, si el concesionario usa el REBU, se aplica solo sobre su margen de beneficio y no se desglosa. Aunque en ambos casos el comprador lo asume de forma indirecta, el régimen determina si podrá deducirlo o no, lo cual puede influir notablemente en el coste fiscal de la operación.